julio 28, 2011

LA BUSQUEDA DEL APRENDIZ


Por el R.·. H.·. ANTONIO J. VELÀSQUEZ, Gran Oriente de Venezuela - de la web de B. Sosa

La Masonería busca la integración de las fuerzas internas del hombre, las cuales llevadas por una serie de prejuicios, costumbres y ejemplos tomados de la cotidianidad, le han permitido caer en una especie de caos interno, tanto espiritual como intelectual y moral, que ha originado la caída del hombre en una ignorancia tal, que no le permite visualizar el sentido de su existencia terrena. ¿A que venimos al mundo? ¿Cuál es nuestro deber ser?

Preguntas como estas no tienen su respuesta en el orden actual de las cosas. Un mundo arropado por la adquisición de bienes materiales; de dominio del más fuerte sobre aquel que no tiene medios de defensa; de querer ser más importante que el prójimo; de pérdida del autoestima por la creación de una personalidad ficticia con base en el desarrollo tecnológico, donde sólo tienen cabida aquellos con medios económicos para entrar en el mercado de compra y venta; en fin, en un mundo solidificado las fuerzas innatas en nuestra naturaleza han perdido su acción y son reemplazadas por los apetitos y la más bajas pasiones; se ha perdido la unicidad de ese compuesto orgánico que es el ser humano; una cosa es lo que piensa, otra cosa es lo que siente, y algo muy distinto es lo que hace; el hombre se ha fragmentado. La reintegración de estas fuerzas y la consecuente recuperación de la condición perdida, es la meta de la Masonería, mediante el Arte Real: organizar en un todo armónico el pensar, el sentir y el querer, para lograr así la manifestación del Hombre Verdadero, o del Iniciado Real.

Una voz interior le indica al ser humano que las fuerzas del Alma le han sido dadas para emplearlas en el servicio del bien. El Ritual de Aprendiz nos habla ya de estas fuerzas que más arriba hemos descrito, por ende contamos con una base objetiva que le permite al Masón dedicarse al perfeccionamiento interior, y así eliminar cualquier idea supersticiosa en los primeros pasos del Aprendiz. La Virtud en Masonería no debe entenderse como un conjunto de reglas morales, sino como esfuerzo, es decir, como acciones realizadas en beneficio del individuo y del colectivo. El Masón debe hacer un esfuerzo en utilizar sus fuerzas internas para así lograr el dominio de sus pasiones, pero para ello primeramente debe saber identificarlas, debe estar en plena conciencia de que les pertenecen, e incluso del predominio que pueda tener una de ellas sobre las demás. Esto no es otra cosa sino la aplicación de la antigua formula délfica del Conócete a ti mismo, la cual es la primera fase del trabajo del Aprendiz. El Reconocimiento de la antropología espiritual del hombre, y la convicción de que sólo mediante la unificación de las fuerzas en un todo armónico se lograrán vencer los ataques de las pasiones más concupiscentes, es que el Masón podrá empezar a hacer progresos en la Orden, y a extraer el Orden de su Caos inherente. Pero esto sería un esfuerzo estéril si el hombre que ha jurado ante los preceptos de la Orden, no es, o no quiere ser consciente, del estado de materialidad y de imperfección con que ha tocado a las puertas del Templo. Es imperativo que despierte y vea su verdadero estado, que reconozca sus errores, que deje a un lado su ego profano y profesional, en la Orden no existen Doctores, ni Médicos, ni Ingenieros, ni Presidentes o Ministros, en la Masonería no importa que tantos estudios tengas, sólo sirven las cualificaciones iniciáticas y el deseo de progreso, y el único título permitido es el de Q:. H:..

El Arte Real se encuentra estructurado por las enseñanzas propias de cada uno de los Grados del Simbolismo, por lo tanto no podemos pretender agotar la enseñanza iniciática con lo concerniente al Grado de Aprendiz, debemos continuar con los esfuerzos para de esta forma conseguir la plena utilidad de la Influencia Espiritual, principio fundamental de la Iniciación. Pero como toda construcción, al Aprendiz le corresponde echar unas fundaciones lo suficientemente fuertes y sólidas, para evitar un posible colapso posterior, de allí la importancia que acarrea un estudio y una dedicación profunda de este Grado. El Aprendiz debe buscar entender los principios esenciales de la Orden, lo cual vendría a ser un trabajo eminentemente teórico, que más adelante tendrá su aplicación en la praxis; debe tratar de diseccionar su Ritual para lograr ver el interior de su contenido, pero claro está no quedarse en la pura letra y el mero conocimiento de memoria, sino más bien una identificación con lo simbólico, con lo abstracto y con lo universal, cuya objetividad deberá encontrar en lo concreto, en lo cotidiano, en su día a día. El Simbolismo no es un conjunto de enseñanzas tomadas por los pelos, él es el Método de Enseñanza de toda Escuela Iniciática de Misterios, pero una advertencia debemos de hacer, la cual viene de la tradición hermética: los labios del Maestro llegarán sólo cuando el oído este preparado para escucharlos; por ende debemos tener paciencia y constancia, no debe haber un desespero por desentrañarlo todo de la noche a la mañana, cada quien tiene su ritmo y su profundidad, por ello se exigen algunas cualificaciones previas para ser Iniciado, pero no exigimos el pleno uso de estas facultades, estas sólo se lograrán en la medida que la Influencia Espiritual tenga un terreno en donde desarrollarse, entendiéndose este terreno como el interés del Masón en mejorar; la Influencia Espiritual es la esencia del Arte Real, hacia su desarrollo debe tender la búsqueda del Aprendiz, para así asegurar la solidez del fundamento mediante el poder de su Alma, dominando progresivamente cada una de las fuerzas que ya hemos nombrado.

Pero, ¿Cuál fuerza le tocará al Aprendiz dominar lo más que pueda? En esta pregunta se encuentra la base de la filosofía del Primer Grado, y cuál debe ser el trabajo operativo del Aprendiz. Hemos dicho que este Grado es eminentemente teórico, lo cual no quiere decir que no tenga una cierta operatividad que le es propia. Es teórico para el conjunto de los tres Grados del Simbolismo, más no lo es en su individualidad, ya que cada Grado tiene una finalidad en sí mismo, a la cual se llega mediante la manifestación en acciones que conlleven a un cambio, que más adelante, unidas a las acciones propias de los Grados posteriores, permitirán el establecimiento de los aspectos necesarios para el cumplimiento del Arte Real, y el nacimiento del Hombre Verdadero. Tal vez esta labor dure el tiempo que tengamos de vida, pero es imperativo el intentarlo, así sea para que otros puedan continuar la vía con menos problemas. El Aprendiz debe primeramente conocer las herramientas y los materiales con los que va a trabajar, debe identificar en su naturaleza que se encuentren estos instrumentos; por ello se le instruye que el Templo Material es el emblema del Templo Moral, para que ayudado por su inteligencia, claro criterio y perseverancia en el estudio, pueda encontrase con sus potencialidades. Dice el R:. que luego que el Aprendiz logre conocerse como materia prima, es que se le instruye sobre el uso de los primeros instrumentos del Arte, es importante que nos detengamos un momento en esta parte, ya que debemos primeramente saber usar las herramientas que se nos entregan, mas no a usarlas, sosteniendo esta tesis lo que se ha dicho anteriormente referente a que el Aprendiz debe en un principio Conocerse a sí mismo; y se hace hincapié en esta parte debido a que comúnmente se maneja que el Aprendiz fundamentalmente debe dedicarse al desbaste de su P:. B:., lo cual es verdad pero en un segundo plano, luego que haya entendido y tenga consciencia de su estado actual (P:.B:.) y de cómo empezar a ordenar su nueva vida (como usar las herramientas), es decir, luego que se tenga un Plan de Trabajo de estricto cumplimiento.

Al Aprendiz le corresponderá el dominio de sus Pensamientos, de su Fuerza del Pensar, de allí que el Mazo sea la fuerza de la conciencia, la cual debiera hacernos evitar el acoso de todo pensamiento vano e impropio. Debemos tener dominio pleno de nuestros pensamientos, la Masonería nos hace el llamado a la Liberación, por lo tanto debemos atrevernos a pensar por nosotros mismos, no podemos permitir ser programados por agentes externos a nuestro propio criterio, debemos permitirnos el Librepensamiento basado en nuestras experiencias y primordialmente en el uso de nuestra Razón, ya que sólo ella, mediante su buen uso, es la que nos permitirá darle universalidad a nuestra visión de las cosas. El Aprendiz debe fundamentarse en la Razón, y con ella derribar casi todo el edificio que se había creado antes de ser Iniciado. No se debe construir encima del aspecto profano, más bien se debe comenzar desde cero. En el C:. de R:. se tuvo que destruir parte de las costumbres, de los ejemplos adquiridos, de los paradigmas, entre otros preconceptos, para de esta forma tender hacia la Libertad, hacia el claro criterio. El Aprendiz debe aceptar el Proyecto de la Razón que le propone la Orden. El Masón tiene que buscar su correspondencia con un Logos Universal, y no hacer nada que vaya en detrimento y contradicción a las Leyes que dicta esa Universalidad. Es mediante la Razón que lograremos liberar el Pensamiento, ya no podemos seguir siendo títeres de un sistema corrompido, no podemos seguir siendo efectos, debemos tender hacia las causas, hacia los principios constitutivos de todas las cosas, hacia la naturaleza racional del Ser Supremo, es decir, hacia el G:.A:.D:.U:..

El Aprendiz representa la primera etapa en la vida del hombre, en la cual tiene predominio la voluntad y los sentidos mediante la experiencia. El Aprendiz fácilmente puede caer en la tentación de leer libros y más libros de Masonería, ver videos en la Internet, y sobresaturarse de conocimientos, pero si no tiene el guía a su lado que le diga cuál es el verdadero camino, lamentablemente pudiera caer en desgracia. El guía fundamental de todo Masón debe ser la Razón apoyada por la Conciencia, ya que sólo ellas serán ese Maestro Experto que con su espada permita vencer los apetitos y pasiones, que pueden conllevar que el Aprendiz se extravíe. Debemos hacer buen eso de estas facultades. Decía Descartes que la Razón es lo mejor distribuido entre todos los hombres, y por lo tanto que uno sean más racionales que otros no quiere decir que tengan más o menos Razón que otros, sino que hacen mejor uso de ella. El llamado es a vencer la inercia, y a despertar a una nueva visión de las cosas, a atrevernos a tener nuestros propios criterios, basados en nuestras propias investigaciones, y a no tomar como verdadero a priori todo aquello que los MM:.MM:. nos digan. Seamos capaces de buscar por nuestros propios medios, la objetividad de las enseñanzas que se nos transmiten. Esa debe ser nuestra búsqueda con paciencia y dedicación; no ambicionemos llegar rápido a un Segundo Grado sin antes estar seguros de tener una buena base; luchemos contra las fuerzas del ego que nos es inherente; seamos capaces de Pensar por nosotros mismos.